¡Encarnaciones del Divino Amor! Los árboles proveen sombra fresca y frutos dulces a todos por igual, ya sea que los hayan cuidado o que los hayan dañado. Ellos enseñan al hombre esta lección de igualdad de mentalidad. Las montañas, al proveer calor y frío, viento y lluvia por igual, le enseñan al hombre a no cuidar demasiado del cuerpo. Las aves no se preocupan por el mañana y están contentas de vivir en lo que pueden conseguir.
Le enseñan al hombre la lección del contento y de la indiferencia por el futuro.
Los difuntos trasmiten el mensaje de lo transitorio de la vida y de sus placeres. La naturaleza así le enseña al hombre, en muchas formas, que debe dejar a un lado las ideas del "yo" y "lo mío" y que debe mirar hacia Dios como el supremo preceptor.
Aunque la naturaleza ha estado enseñando estas lecciones desde el comienzo de los tiempos, el hombre no ha aprendido a descartar la idea de "mi gente" y "los otros", a desarrollar el sentido de unidad e igualdad de la humanidad, a darse cuenta de su Divinidad.
Los árboles son los primeros entre los maestros. Por apego al cuerpo y el desarrollo de su arrogancia, el hombre se olvida de las lecciones de la naturaleza y se revuelca en el egoísmo.
Las montañas, por su indiferencia al frío y al calor, le enseñan al hombre que debería soportar la alegría y el sufrimiento con mente ecuánime y esforzarse por realizar a Dios. El placer y el dolor se refieren sólo al cuerpo. El Atma permanece sin ser afectada.
Esta es la lección que debe aprenderse de las montañas.
Vemos a gente que nace y gente que muere. A pesar de todo lo que él ve, oye o experimenta, el hombre es incapaz de liberarse de la ilusión relativa al cuerpo; de aquí que esté atrapado en el tumulto del apego al cuerpo. No aprende la lección de lo transitorio y evanescente naturaleza de la existencia física.
El cosmos es una universidad. La naturaleza (prakriti), que está constantemente enseñando estas lecciones, es la verdadera preceptora. El cosmos es una universidad. Dios es la causa. El cosmos es el resultado.
Dios permea al universo entero. Nada puede existir en el mundo sin el poder de la Divinidad. El universo es una manifestación de lo Divino.
¡Encarnaciones del Amor! No hagan distinciones entre una persona y otra sobre la base de casta o color. Todos son hijos de un solo Dios. ¿Es que los árboles hacen alguna distinción entre los que buscan su sombra? El hombre se comporta peor que los árboles. Todos deben tomar conciencia de que la Divinidad está igualmente presente en todos.
El nombre de Sai es proclamado por los árboles cuando ondean sus copas. Los pájaros en su piar llaman a los hombres a que se acuerden del nombre de Sai. Las flores, cuando esparcen su fragancia, declaran la gloria de Sai. Las abejas, con su zumbido, anuncian la bienaventuranza en el nombre de Sai.
"Sai" es el sonido que reverbera desde el cielo hasta la tierra.
Sai puede experimentarse por doquier. "Sai" no es el nombre de alguien. "Sai" es el Morador Interno reclinándose en el corazón de cada uno.
La naturaleza es la mejor maestra.
Reconozcan a la Divinidad que se manifiesta en el cosmos.
Todas las casas en la naturaleza observan sus leyes con regularidad y sin desviaciones. El sol, la luna, las estaciones, observan sus respectivas leyes; sólo el hombre viola las leyes de su ser. Los animales obedecen a sus instintos y tienen sus estaciones para regular sus vidas. El hombre es la excepción. Él necesita que se le enseñen las reglas del vivir correcto. Él tiene que cultivar la moralidad y la integridad. Sólo hay una forma en la que esto puede hacerse, y es mediante la persecución del sendero espiritual. Sin espiritualidad, el hombre no puede descubrir la luz dentro de sí.
Es pecado ignorar nuestros deberes. Lo más importante de tener en cuenta hoy, es que el cuerpo le ha sido dado al hombre para la ejecución de acciones correctas.
Cada persona tiene que desempeñar sus deberes en la vida. Es un pecado ignorar los propios deberes.
Si cada uno cumple con sus deberes, la nación prosperará.
Cumplan con sus deberes sin preocuparse por lo que otros digan o hagan. Comprométanse ustedes en actividades de servicio.
Consideren el servicio social como servicio a Dios. Para ganarse el amor de Dios, este es el modo más fácil. El mejor medio para amar a Dios es amar a todos y servir a todos. Su vida entera será santificada por eso. Un gran número de personas vienen a Prashanti Nilayam regularmente. Nadie debe permanecer ocioso aquí. Cada uno puede rendir cualquier servicio que él o ella puedan ejecutar. Este no es un lugar para sólo comer y dormir; aquellos que no estén activos en servicio, no tienen cabida aquí.
Ustedes tienen que dedicarse al servicio. Hay tanto que hacer para servir a la gente. Es por medio del servicio que la vida puede hacerse significativa. La nación está hoy estancada porque hombres que no han aprendido a servir están en los puestos de poder. Sólo a través del servicio puede uno calificar para liderazgo.
El espíritu de servicio erradica el egoísmo. No debe uno enorgullecerse por la posición que ocupa. La fuerza derivada de la riqueza o posición no es confiable. Sólo la moralidad y la pureza pueden conferir verdadera fuerza. Para desarrollar estas cualidades, uno tiene que emprender servicio desinteresado. El espíritu de servicio erradica el egoísmo y la egolatría; en el proceso, no sólo sus vidas son sublimadas sino que también la nación gana a través del ejemplo de un dedicado servidor del público.
Recuerden que ustedes deben vivir de acuerdo a lo que ustedes dicen; deben practicar lo que aconsejan hacer a otros.
Esto es lo que Yo estoy haciendo. Por eso, Yo tengo el derecho de aconsejar a otros, Yo les pido a los devotos que muestren amor hacia todos. Yo amo a todos. Yo estoy siempre ocupado en el trabajo desde la mañana hasta la noche. No pueden ustedes saber cuán bienaventurado soy siempre. La felicidad es Mi forma. Siempre estoy feliz. No me preocupo por nada porque no tengo deseos. Esa es la razón de Mi felicidad. A medida que vuestros deseos crecen, su felicidad disminuye.
¡Encarnaciones del Amor Divino! Dense cuenta de que el Atma en cada uno es la misma, así que extiendan su amor a todos y a todo. No importa si no practican ningún ejercicio espiritual; su amor hacia otros les elevará al nivel más alto de espiritualidad.
No abriguen mala voluntad hacia nadie. Cuando le hacen daño a alguien, piensen que están haciéndole daño a Dios.
Si desarrollan esta clase de amor universal, esta será la base para la unidad.
En cualquier cosa que ustedes hagan, recuerden el nombre de Dios. Es una panacea para todas las enfermedades humanas.
No desperdicien el tiempo porque el Tiempo Es Dios. Con fe en Dios, consagren su vida.
Discurso pronunciado en el Auditorio Purnachandra el 13 de Julio de 1989.
Sean sencillos y sinceros. Es puro desperdicio de dinero el sobrecargar las imágenes e ídolos en los santuarios y altares de sus casas con el peso de guirnaldas y el desfile de costosos utensilios, recipientes y ofrendas para exhibir su devoción. Esto es engaño; degrada a la Divinidad, atribuyéndole el deseo de pompa y publicidad. Yo sólo pido pureza de corazón para derramar Mi gracia.
Baba