Este es un mensaje canalizado del Arcángel Uriel, ¡que lo disfrutes!
Tu libre albedrío representa el poder de expresar tu energía creativa y tu divinidad, una vez integrada, en la tercera dimensión. Puedes utilizarlo de la manera que consideres necesaria y adecuada.
Significa que puedes expresar tu energía de forma ilimitada y ningún poder en el universo juzgará, alterará ni influirá en modo alguno en tus elecciones energéticas.
Tu libre albedrío es la fuente de todos milagros que puedes llevar a cabo, de la maestría y la manifestación; representa el poder ilimitado y también el acceso a tu potencial infinito. En cambio, si lo usas de forma que no te permita expresar tu mayor potencial ni tus mejores posibilidades, tampoco podrás acceder a las energías multidimensionales del libre albedrío, que incluyen cinco o más dimensiones del ser.
Cada aspecto dimensional de la voluntad tiene una función en el camino de Ascensión. Y todos ellos deben aplicarse a la vez, en armonía congruente, si deseamos activar la capacidad de manifestación. Dicha capacidad es tu impronta divina y te ayuda a cumplir tu propósito de crear una realidad de armonía congruente. Desde ella se creará una hermosa resonancia de tu camino energético de Ascensión, tanto en tu vida, como para la Tierra y para el colectivo de la humanidad.
En la primera dimensión, tu voluntad existe como las energías de luz y oscuridad que se identifican como el bien y el mal. Es una dimensión muy limitada, con poco potencial para el crecimiento y la expansión.
Las decisiones que tomas en este sentido, estar en la luz o en la oscuridad, ser bueno o malo, permiten pasar a la segunda dimensión, que es la de la estructura o la forma. En esta dimensión tu voluntad crea una realidad cuya forma depende de la vibración y la frecuencia de tu energía en la primera dimensión. La segunda dimensión es la conexión mente/cuerpo, donde recibes, integras y te alíneas con la energía sin tener aún conciencia (la conciencia llega en la quinta dimensión).
La tercera dimensión es la energía de las emociones. En ella creas un espejo emocional de las energías que elegiste en la primera dimensión y de la forma que creaste en la segunda. La tercera dimensión es la conexión del cuerpo emocional, que filtra la energía que después recibirás y expresarás. Es donde juzgas la luz, la oscuridad, la estructura, la forma y cómo tu cuerpo emocional responde a lo que has creado.
El portal a la cuarta dimensión es la intuición, que es el puente entre las realidades material y espiritual. Para poder pasar a la cuarta dimensión debes aprender la aceptación, el perdón, el discernimiento y el desapego, lecciones que aprendiste en tu experiencia de la tercera dimensión. La cuarta dimensión puede relacionarse con la divina Trinidad; mente, cuerpo y emociones están equilibrados y expandidos por el espíritu y la conexión con frecuencias superiores.
Las energías clave de cuarta dimensión son la conciencia y la intención; sus lecciones principales son la maestría energética y la soberanía. Todas ellas te alejan de las energías inconscientes de la emoción para proporcionarte un mayor equilibrio energético y el control sobre tus energías, tu frecuencia y tu vibración. El propósito es la integración de la parte humana, la parte espiritual y la divina. Esta integración influirá en tu capacidad de creación, ayudándote a salir de las reaciones inconscientes y del miedo para controlar tus respuestas y crear la maestría de los milagros, la creación intencional, la congruencia energética del Ser y la conciencia del mismo.
En la quinta dimensión experimentarás alegría, visión y conocimiento. Todos ellos requieren previamente el despertar y la conexión con tu guía interior intuitiva, con tu fe, tu confianza, tu poder como co-creador y la plena conexión con la Fuente. Cuando llegas a la quinta dimensión tu voluntad se conecta directamente con tu potencial más elevado, tu Yo Superior y la Fuente, y sólo desde ella puedes crear el Cielo en la Tierra.
Al comprender las muchas dimensiones de tu voluntad puedes saber cómo usar la energía para crear y desde qué niveles de dimensión lo estás haciendo. El miedo es la vibración energética más baja y la energía menos beneficiosa, pero estar en la alegría y en la luz de la verdad divina es una de las lecciones que aún debe aprender la humanidad.
Abandonar el juicio y dejar de autoculpabilizarse para abrazar la autoaceptación y el perdón son el puente que conduce a las dimensiones superiores del ser. Utiliza tu voluntad para crear la realidad que más deseas para ti y el mundo se beneficiará. A su vez, estarás cumpliendo tu misión del alma y tu propósito de vida al difundir las energías del amor y la alegría, y experimentarás la vida como la expresión más elevada de tu luz.
Jennifer Hoffmann
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Traducción: Rosa García
Difusión: El Manantial del Caduceo en la Era del Ahora
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