SATHYA SAI ANANDAM
SATHYA SAI ANANDAM: EL GITA DE SAI BABA - CAPÍTULO XXXI. CUMPLAN SU DEBER, SIN OCUPARSE DEL RESULTADO

viernes, 24 de enero de 2025

EL GITA DE SAI BABA - CAPÍTULO XXXI. CUMPLAN SU DEBER, SIN OCUPARSE DEL RESULTADO

 

EL GITA DE SAI BABA

EL CAMINO DE LA AUTOREALIZACIÓN Y

LA LIBERACIÓN EN NUESTRA ERA

DIVINOS DISCURSOS

Bhagavan Sri Sathya Sai Baba

Prashanti Nilayan

Compilado y editado por Al Drucker

PARTE TRES: EL CAMINO DE LA ACCIÓN

CAPÍTULO XXXI. CUMPLAN SU DEBER, SIN OCUPARSE DEL RESULTADO

Krsna dijo: "Arjuna, tienes trabajo que hacer. ¡Hazlo! Pero olvídate del fruto de tu trabajo". Krsna no dijo que no habría resultados. Ciertamente habrá resultado. Cada acción tiene su consecuencia o fruto. Mas, el fruto no es de su incumbencia, ni deben de aspirar a él. Por eso, la esencia de la enseñanza es que tienen que hacer su deber, pero sin tener el rédito en mente.

Encarnaciones del amor:

Cada acción tiene su consecuencia, así, también el resultado dará lugar a otra acción. El ciclo interminable de acción y resultado, resultado y acción, se manifiesta de manera similar al ciclo de la semilla y el árbol. La semilla y el árbol se siguen uno al otro; la semilla da lugar a un árbol y el árbol da lugar a la semilla. Sin semilla, no se puede tener árbol. Sin árbol, no se obtiene semilla. Lo mismo aplica sobre la acción y el resultado. Se trata de ciclos naturales que hay en el mundo. Puesto que esto es así: un evento siempre siguiendo al otro, ¿qué interés podrían tener en el resultado? Tu deber y responsabilidad es realizar la acción correcta, mas no preocuparse con el resultado. Krsna instruyó a Arjuna así: "En esta batalla, tendrás que ser indiferente a lo que le ocurra a tu gente o a ti. Tú cumple con tu deber y quita tu mente de cavilar en el resultado".

El escudo de la devoción y la armadura de la sabiduría

En las batallas, los guerreros usan escudo y armadura. Ello los protege contra los proyectiles que sus enemigos les disparan. En la batalla espiritual que tienes que pelear, también deberán de usar cierto tipo de escudo y armadura. En este caso, el escudo es la devoción y el amor a Dios, y la armadura es la sabiduría. Un combate mundano puede que sólo dure unos días, o bien puede prolongarse unos meses o hasta años. Mas, la batalla espiritual es continua, jamás termina. Ha sido desplegada por la humanidad sin cesar, desde los más remotos tiempos. Desde la obscuridad de los tiempos ha existido la lucha entre el bien y el mal, entre virtud y pecado, entre apego y desapego.

La humanidad ha librado una batalla sin fin con su sentimiento de yo-mi-me- conmigo, con su sentimiento de odio y celos y con otras cualidades malvadas que albergan en sí. En particular, el egoísmo y el apego tienen enorme fuerza. Son terribles. En comparación con ellos, ustedes, que los combaten, no son tan fuertes. En realidad, ustedes son muy débiles. De hecho, estas cualidades negativas los han dominado de tal manera que, al igual que Arjuna, ahora se identifican con ellas. Ahora bien, para combatir a tan poderosos enemigos, tienen que seguir las instrucciones del Dios interno, y deben de usar un escudo y armadura muy resistentes. Las protecciones poderosas que tienen que usar en la batalla espiritual son la devoción y la sabiduría. Ellas los protegerán de tan formidables enemigos.

Cuando cuentan con una sombrilla, no les molesta que haya un fuerte sol. Si traen sandalias o zapatos, no les preocupa pisar una espina. Cuando usan escudo y armadura, no les afectan demasiado los proyectiles arrojados contra ustedes. Krsna le dijo a Arjuna: "Por lo tanto, en la batalla que libran internamente tienen que portar su escudo y armadura". Cuando Krsna sacó a Arjuna de su desánimo al comienzo del Gita, le entregó la armadura de la sabiduría. Fue la primera enseñanza de Krsna para él.

Recurran a la sabiduría para conquistar a sus enemigos

Krsna le dijo a Arjuna: "Los apegos que ahora tienes, tu deseo de poseer cosas, no son tendencias que hayas adquirido ayer o antier. Te han acompañado durante innumerables nacimientos, y son la causa de tu dolor. No tienes cómo saber cuándo podrás deshacerte de una vez por todas del dolor que te han causado. Empero, no puedes hacer nada respecto al pasado, así que no te preocupes de ello. Mejor enfócate en cómo eliminar el dolor que te sobrevendría en el futuro, si tus apegos y deseos te siguen dominando".

"En la batalla que estás por librar, te procuraste una armadura física. Ella protegerá tu cuerpo de enemigos externos, pero ¿cómo te protegerás de los enemigos internos que combates en tu propio interior? Para protegerte de ellos, deberás de usar la armadura de la sabiduría. Te preocupan tus enemigos externos, pero no piensas en los internos. Si sucumbes a tus enemigos internos jamás podrás conquistar a los enemigos externos. Conquista primero a tus enemigos internos".

Cuando están enfermos y sintiéndose mal, lo normal es buscar un médico, pero más importante aún es cuidarse de no contraer una enfermedad, en primer lugar. Se dice que una onza de prevención vale más que una libra de curación. Desde el inicio de los tiempos, los enemigos internos han dominado a la humanidad y llenado de pesadumbre a los humanos. Mientras estén llenos de egoísmo y apego, no podrán liberarse del dolor y la congoja. Se embarcaron en acciones equivocadas y ellas son ahora la causa de su dolor. ¿Significa ello que deben de abstenerse de toda acción? No. No les queda otra más que actuar. Deben de actuar y pueden incluso disfrutar de sus acciones. Pero de ahora en adelante, deben de actuar adecuadamente, de modo que no les acarree consecuencias y más dolor en el futuro. Si lo cumplen, es muy importante que entiendan los principios de lo que es la acción correcta.

 

Toda experiencia mundana puede acarrear karma

A la acción se le llama karma. Ustedes nacen en karma, se desarrollan en karma y mueren en karma. El bien o el mal, el pecado o la virtud, la ganancia o la pérdida, la alegría o el pesar se deben todos al karma, o acciones realizadas. En verdad, al karma se debe incluso que hayan nacido. El Karma es el creador de la humanidad. Le da forma a la vida. Entonces, no deben descuidar las acciones de ninguna manera. Su vida entera tiene relación con la acción. Por ello, reconozcan la importancia de actuar correctamente y comprométanse firmemente en ello.

No crean que la acción es cosa menor. Puede comenzar como un brotecito, pero luego se convierte en un gran árbol. Para que una semilla se convierta en un árbol, debe primero de abrir la tierra para poder crecer. Y ya que se convierte en árbol, puede ofrecer su fruto. Si el fruto les va a acarrear alegría o tristeza dependerá de la semilla que plantaron. Para obtener el mejor fruto, la semilla de la acción realizada tiene que ser de la más alta calidad para abrir la tierra del egoísmo y poder crecer. Entonces la acción puede transformarse en yoga. Yoga es la unión con Dios.

El egoísmo se desarrolla cuando se olvidan del morador interno

¿Cuál es la raíz del egoísmo? ¿Por qué la gente siente egoísmo? El egoísmo surge por la ignorancia inherente en ustedes. Piensen: ¿qué es lo que puede estar generando el egoísmo, de dónde proviene y en qué va a parar? Piensen en los siguientes principios del universo físico: la luz viaja a 670 millones de millas por hora. A esta velocidad, la luz viaja un trillón de millas al año. Se considera que el sol está relativamente cerca; la distancia entre el sol y la tierra es aproximadamente 90 millones de millas. Para nosotros la luz solar es excepcionalmente brillante. Sin embargo, es la luz proveniente de un solo sol. Existen billones de soles y estrellas. La distancia a la estrella más cercana es casi cuatro años luz, o sea, algo así como 23 a 24 trillones de millas.

Las estrellas parecen estar muy cerca unas de otras, pero la distancia entre dos de ellas es decenas de trillones de millas. Se ven como si se hubiese derramado leche en el firmamento. Las estrellas que ven con el telescopio se cuentan por billones. Y existen muchos, muchísimos más objetos en el universo que ustedes no pueden ver. ¿Qué tamaño tiene la tierra en la vastedad del universo, donde existen billones de billones de estrellas desparramadas sobre distancias de trillones de trillones de millas? ¿Y cuál es el lugar que ocupa el pequeño planeta Tierra, con relación al sol, el cual no es sino una estrella menor de las incontables que tachonan el firmamento?

En la tierra, ¿de qué tamaño es el país del que eres ciudadano? ¿De qué tamaño es el estado en el que vives? Y dentro del estado, ¿qué tan grande es el municipio que habitas? Y en el municipio ¿cuánto más chica es la ciudad que llamas tu hogar? Y luego, ¿cuánto más pequeños son ustedes dentro de la porción de tierra que ocupan? Si las escalas del universo son tales, así como su tamaño dentro de él, ¿de qué se esponjan como pavos reales? Si conocieran a fondo la vastedad del universo, no se llenarían de egoísmo. Sólo cuando se olvidan de su diminuto tamaño en comparación con la infinitud del universo son capaces de albergar semejantes aires de grandeza.

Tal vez se sientan orgullosos de su cuerpo. Pero su cuerpo no tiene más que cinco elementos. Y cualquier día perecerá. Sólo el morador interno es eterno. Carece de nacimiento o de muerte; no crece ni decae. Brilla por doquier. Es la única entidad imperecedera que brilla en el mundo entre las múltiples formas cambiantes. Yace en la base de cada forma; es la refulgencia que anima todas las cosas. Está ahí incluso en la noche más oscura, pues es lo que les revela la oscuridad misma. Dicha refulgencia todo-penetrante es el morador interno, la eterna flama que brilla, inmanente, en cada cuerpo. Miren al morador interno, vuélvanse hacia él, y jamás podrán confundirlos el orgullo ni el egoísmo.

El cuerpo es un objeto inerte hecho de cinco elementos.

Tomen refugio en el Señor, que mora adentro. No vean más el cuerpo con orgullo. El cuerpo está sujeto a enfermedades y sufre innumerables cambios. Apenas está apto para sobrevivir a la travesía en las aguas del mundo. El cuerpo es un objeto inerte; no más que siete cubetas de agua, el hierro que cabría en cuatro uñas de dos pulgadas, el fósforo que habría en mil cien cerillos, el carbono que se encuentra en cuatro lápices y dos jabones. Si a esto le mezclan una que otra sustancia más, tienen un cuerpo. El cuerpo no es más que materia inerte. Pero puede moverse y manifestar vida porque hay un ser que lo habita.

Consideren un reloj de pared. Tiene tres manecillas: el segundero, el minutero y la hora. En cuanto le dan cuerda, las manecillas comienzan a moverse, cada una a su ritmo programado. ¿Cuánto tiempo se seguirán moviendo? Se moverán lo que dure la cuerda del resorte que las activa. Cuando se agote la cuerda, se detendrán marquen lo que marquen. Su cuerpo puede compararse a un reloj. Su respiración equivaldría a la cuerda. Sus acciones son como el segundero; sus emociones, el minutero; y su alegría sería la hora. La energía divina es la que le imprime vida y poder a todo el mecanismo.

De acuerdo con el ejemplo del reloj, podrán responder a la pregunta de cómo es que pueden realizar acciones para empezar. Vean que el segundero que representa sus acciones se mueve bastante rápido y pronto completa una vuelta de sesenta segundos. Entretanto, el minutero -que representa las emociones- habrá avanzado un sesentavo de vuelta. Sólo cuando el segundero completa sesenta vueltas de sesenta segundos cada una y el minutero completa una vuelta, es que la manecilla que da la hora -y que representa aquí la dicha y la alegría- avanzará una marquita. La hora se mueve tan lentamente que no pueden detectar su movimiento, pero sí el del minutero y el segundero.

Pero existe un secreto. Cada hora, las tres manecillas se encuentran. Cuando la acción, que está asociada al cuerpo y la naturaleza; las emociones, asociadas a la persona interior, y cuando la dicha suprema, que está asociada a la divinidad se reúnen, naturaleza, persona y Dios se hacen uno.

 

De la acción al sentimiento devocional, y de ahí a la dicha

La naturaleza puede describirse como el campo de acción; les brinda la oportunidad de santificar su trabajo y alcanzar su meta. Cuando realizan sesenta buenas acciones, surgirá un sentimiento positivo. Es, pues, preciso realizar muchas buenas acciones para hacer surgir un buen sentimiento. Y sólo cuando se acumulan sesenta buenos sentimientos, la manecilla de la hora se moverá levemente, lo que representa experimentar la dicha interior. Por eso fue por lo que Krsna instruyó a Arjuna a realizar buenas acciones. Cuando realicen innumerables acciones buenas, obtendrán muy probablemente una o dos emociones buenas profundamente satisfactorias y duraderas. En el momento en que experimenten innumerables sentimientos positivos, podrán obtener la dicha que es el estado eterno del atma. Por consiguiente, tienen que comenzar realizando muchas buenas acciones.

El cuerpo les fue dado con el propósito específico de que realizaran acciones con él. Resulta imposible que transcurra siquiera un momento sin estar activos. Por eso los Vedas -las sagradas escrituras de la India- le dan tanta importancia a la celebración de actividades sacras como la adoración y el ritual. Empero, las acciones sacras no son sólo los sacrificios, la penitencia, hacer caridad, los cuales persiguen ciertos resultados. Hay acciones que se pueden llevar a cabo sin esperar ningún resultado. Las acciones ejecutadas sin preocupación por el resultado se llaman karma yoga.

Cuando se realiza una acción sin ningún deseo egoísta, se considera karma yoga. Es la acción más elevada y sagrada de todas, y es la que pueden llevar a cabo en todo momento de su vida diaria. Remuevan su egoísmo. Échenlo fuera. Eliminen el deseo por el fruto. Cuando realizan una acción con esta actitud, su acción lleva el verdadero espíritu de sacrificio, se vuelve penitencia, se vuelve yoga. Los tres -el sacrificio, la penitencia y el yoga- conllevan la misma idea. Toda acción realizada debe de estar consagrada así. Incluso inhalar y exhalar son acciones y, en ese sentido, son karma. Sin karma, el hombre no podría vivir ni un minuto en el mundo. Pero el karma asociado al ego es chato y nocivo.

La comida genera pensamientos, sentimientos y acciones

Por todo lo anterior, realicen sus acciones en el espíritu de sacrificio, no para servirse a sí mismos. Los resultados pueden ser buenos o malos, benéficos y perjudiciales, según el tipo de acción que hayan emprendido. Las acciones en sí dependen del sentimiento egoísta o inegoísta con el que fueron realizadas. Los sentimientos, a su vez, dependen de los pensamientos que alberguen. Y éstos dependerán del tipo de alimento que ingieran. He ahí la secuencia que va del alimento a los pensamientos, de los pensamientos a los sentimientos, de los sentimientos a las acciones y de las acciones a los resultados. Los resultados, sin embargo, dan lugar a más sentimientos, sean de dolor o alegría, dependiendo de la naturaleza de las acciones, sentimientos, pensamientos y alimentos. Con lo anterior, pueden darse cuenta de la enorme importancia que tiene comer alimento puro e impecable.

Imaginen que un sabio hace un ritual védico encendiendo una pequeña hoguera, como prescriben las escrituras. El humo resultante dependerá del tipo de hoguera que se encendió. Se formará una nube del humo que surge. Al condensarse la nube, se forma vapor de agua y entonces caen unas gotas de lluvia. La cosecha depende de la lluvia, y el alimento que se consuma dependerá de la cosecha que se obtuvo. Por último, el cuerpo físico, siendo lo mismo que la comida, depende del alimento que se ingiera. Por consiguiente, incluso se puede rastrear la comida por el tipo de acciones, en este caso, la hoguera que se encendió para el sacrificio.

Enfóquense en la acción, no en el fruto

Si sus acciones son buenas, su nacimiento será bueno. Sus acciones son la causa originaria, su nacimiento, el resultado final. A este respecto, Krsna advirtió: "Pon toda tu atención en hacer cosas buenas; no te fijes en el resultado". El resultado vendrá por sí mismo, pero ustedes fíjense en la acción.

En el pasado, ustedes incurrieron en cierta cantidad de acciones buenas o malas; como resultado, hoy tienen alegría o sufren con pesar las consecuencias. ¿Cómo librarse del dolor que resultó de sus acciones pasadas? Solamente pueden eliminarlo involucrándose en acciones buenas. Es por ello por lo que los Vedas le dan tanta importancia a la acción. Las malas acciones deben de ser remplazadas por otras buenas, las cuales al tiempo los conducirán a hacer acciones totalmente desinteresadas, sin interés por el fruto. Su acción devendrá en karma yoga, que los unirá inexorablemente a la divinidad.

Si descuidan o desperdician sus acciones, toda su vida se volverá un desperdicio. Se les dio la vida para que acarreen buen karma, realizando actividades idóneas. Karma no significa realizar acciones únicamente con el cuerpo. El nombre mismo del cuerpo es karma. Puesto que incluso su cuerpo es el resultado de sus acciones precedentes, uno de los significados de karma es cuerpo.

El cuerpo es consecuencia de acciones; está relacionado con el tiempo, la circunstancia y la causalidad. Mas, ello sólo aplica al estado de vigilia. Durante el sueño, el cuerpo permanece inactivo, de manera que no hay ninguna acción, sólo la ilusión de la acción o maya. En los sueños, los sentidos están en reposo. En el sueño profundo, llamado estado causal, ni siquiera hay mente. Allende este estado se encuentra la fuente ulterior llamada la causa suprema, la causa original, que trasciende el estado causal. La causa original es la divinidad. He aquí un ejemplo para ilustrar.

Los estudiantes caminan hasta aquí desde el hostal, que está aproximadamente a un kilómetro de distancia. A las cuatro quince de la tarde, salen del hostal y antes de las cuatro y media llegan a la puerta del ashram. Les lleva más o menos quince minutos trasladar su cuerpo desde el hostal a este predio. Lo que los trae es el propósito de estuchar la charla de Baba. En cada acción que emprendan, habrá siempre los cuatro factores siguientes: tiempo, una actividad, una causa o propósito y un resultado. El tiempo aquí fueron quince minutos. La actividad consistió en caminar del hostal al salón de oración. El propósito fue escuchar la charla. El resultado será que santifiquen más su vida. De esa manera, pueden aprovechar el estado de vigilia para su progreso espiritual.

Tiempo, acción, propósito y resultado sólo aplican al cuerpo

Ahora piensen que después de esta charla volverán al hostal. Después de cenar, se meten a la cama y se duermen. Entonces tienen un sueño. En el sueño se encuentran caminando en un boulevard de Paris. ¿En qué momento salieron del hostal para viajar a Paris y cuánto tiempo se tardaron en llegar? La pregunta no puede ser contestada. No hay un tiempo específico aquí. ¿Cómo viajaron a Paris para empezar? ¿Por barco o en avión? Tampoco hay respuesta. Ir allá no involucró ninguna acción específica. ¿Por qué fueron a Paris? No lo saben; no hay ninguna razón evidente. ¿Qué disfrutaron del viaje? ¿Cuál fue el resultado de la acción de ir? No se puede responder. Viajar allá no arrojó ningún resultado del que aquí se pueda discutir. Por lo tanto, en el estado del soñar no existe tiempo, acción, propósito ni goce de resultados. Nada de esto hay en el sueño.

Ahora, supongamos que poco después de conciliar el sueño, alguien viniera y los despertara; se levantaran y se percataran de que apenas estuvieron dormidos durante cinco minutos. En esos cinco minutos soñaron que iban a Paris. ¿Es esto posible? No es posible. Fue tan solo una experiencia mental. Nunca realizaron dicha acción, ni con el cuerpo ni con los sentidos. Dicha experiencia mental tiene que ver con su forma sutil, mientras que el cuerpo denso se relaciona con los cuatro factores: tiempo, acción, causa y circunstancia. Han visto que ninguno de ellos está presente en su experiencia mental o sutil del soñar. Gracias a los trucos de la mente, han creado todo un mundo ahí adentro.

La mente creó todo ese barullo de gente en el boulevard de Paris, todo el tráfico, y tantos otros objetos. La mente posee tal poder excepcional. Posee la extraordinaria capacidad de crear cualquier cosa, o destruir lo que sea, no sólo en el sueño sino en el mundo de la vigilia. Su mente es la responsable de todas sus acciones. Cuando le ofrecen tan poderosa mente al Señor, no sólo la mente sino todas sus acciones, todo lo que hacen van incluidos en su ofrecimiento. Cuando usan su mente para pensar en el Señor, todas sus acciones se vuelven sagradas.

Dirijan el deseo hacia la sabiduría para obtener la luz divina

Un gran sabio solía decir: "Si le cantas alabanzas al Señor y le ofreces una luz, dicha luz resplandecerá en el mundo entero". Usan la flama de una lámpara para ofrecerle luz al Señor. Su mente, hecha de múltiples deseos, puede compararse al aceite, la mecha equivaldría a la sabiduría que han adquirido. Cuando juntan los dos, y usan su sabiduría para volver los deseos hacia Dios, obtienen la luz divina que se desprende de dicha unión.

Se necesita un sostén para el aceite y la mecha. Se puede ver el cuerpo como el recipiente que sostiene el aceite de los deseos y la mecha de la sabiduría. La dicha que experimentan es la luz que desprende la lámpara. Si sólo tienen la mecha e intentan encenderla, no se prende. Si desean encender sólo el aceite, tampoco lo lograrán. Pero cuando la mecha se junta al aceite, se puede prender para producir luz.

 

Otra manera de ver el aceite y la mecha es ver la acción o el trabajo, que se relacionan con la mente y los deseos, como el aceite. El buddhi o intelecto intuitivo, relacionado a la sabiduría, puede concebirse como la mecha. Cuando combinan los dos, la acción y el buddhi, en suma, cuando consagran todas sus acciones siguiendo los dictados del motivador interno, se destella luz. Es la eterna luz del atma. Cuando todas sus acciones se vuelven sagradas, tomarán conciencia de su propia verdad eterna y quedarán bañados por la luz del alto ser inmortal.

Ahora bien, la flama de la lámpara tiene ciertas características. Con la brisa, la flama titubeará. Cuando le cae agua, va a chisporrotear haciendo un ruidito. Si hay impurezas en el aceite, va a producir humo. También emana calor; si se la toca, quema. Y, dependiendo del tipo de aceite y del flujo de aire, la flama tendrá cierta coloratura. La flama posee todas estas características, pero no tienen relación con el fulgor que de ella emana.

El fulgor posee una sola característica, y es que envuelve todo lo que toca con su destello. La flama tiene ciertos atributos, pero el fulgor del atma sólo tiene uno: iluminar y retirar la oscuridad. La luz inmortal del atma baña por igual a las personas. Es una cualidad integradora. Mas, la flama de la vida exhibirá cantidad de cualidades individuales. Ello va a generar cantidad de problemas.

Los tres tipos de acción

Existen tres tipos de actividades de acuerdo con los distintos aspectos de la flama de la vida. Están las acciones comunes que llevan a resultados comunes, los cuales a su vez darán lugar a más acciones y así sucesivamente, sin fin. Esto es como la vela que se consume normalmente un momento y al otro chisporrotea, o que destella distintos colores a diversas temperaturas.

Están también las buenas acciones que siempre dan buenos resultados. Son como la flama inmutable que brilla firmemente y sin titubeo. Corresponde a las actividades mediante las cuales cumplen correctamente con su deber mundano, empeñado en buenas causas, prácticas devocionales, etc. Todas ellas son buenas acciones, pero acompañándolas habrá un claro interés de obtener resultados. En los Vedas se dice que incluso las más excelsas acciones realizadas con interés no los llevarán más allá del cielo. No se vayan con la impresión de que los cielos les concederán la inmortalidad; una vez que el mérito de sus acciones se agote, tendrán que regresar a la tierra. Así que el segundo tipo de acción a la larga también perpetúa el ciclo de nacimientos y muertes.

Por último, hay acciones que no tienen que ver con las características de la flama. Este tercer tipo de actividad es refulgencia pura, luz átmica. En ellas no hay ningún interés en el resultado. Ellas emanan de su naturaleza interna, su verdad más profunda que es divina. Aquí realizan todas sus acciones como ofrenda a la divinidad, reconociendo que la divinidad está en cada ser. Estos actos se consideran yoga y su práctica es karma yoga. La acción es pura pues no hay apego ninguno a las consecuencias.

 

Dense cuenta de que cuando hay interés en los frutos, su rédito pronto se agota y nuevas acciones deben de ser emprendidas una y otra vez en ciclos sin fin. Tomen por ejemplo un miembro del congreso que se postula. Si gana la elección, formará parte del congreso por cinco años. A medida que corre el tiempo, su puesto público expira y al término de cinco años regresa a casa. De manera semejante, los méritos que acumulan con sus acciones pueden compararse a este plazo de duración limitada. Al término del periodo tienen que volver a nacer.

Mientras duran los méritos acumulados disfrutan del cielo, pero en cuando se consumen tienen que descender a un nuevo nacimiento. Cuando Krsna le dictó su doctrina a Arjuna, le dijo: "En lugar de aspirar a resultados temporales de acción, lo que te mantiene atado al ciclo de nacimiento y muerte, aspira a la realización de tu divinidad suprema que es tu propio yo. Cuando sepas que la divinidad es el ser inmortal de todos y actúas en consecuencia, tus acciones estarán acordes con la voluntad divina y serán sagradas. Entonces no tendrás que volver a nacer. Pero en cambio, si tus acciones buscan los resultados, los que a su vez te conducen de vida en vida, y te perpetúas en el ir y venir, ¿cuándo podrías entonces alcanzar tu meta divina?". He aquí una historia para ejemplificar.

Aspiren al nivel supremo y jamás retrocedan

Un ladrón irredento fue atrapado cuando estaba robando y puesto en prisión. La corte dictaminó encerrarlo por seis meses. Pasó el tiempo y llegó el momento de volverlo a liberar. El carcelero le anunció: "Mañana en la tarde completarás tu castigo y habrás cumplido tu sentencia. Podrás prepararte para irte de aquí. Recoge todas tus pertenencias en la administración y disponte a salir". El ladrón no quedó ni fascinado ni a disgusto al oír esto. Permaneció indiferente porque sabía lo que iba a suceder. Nada más dijo: "Que las cosas se queden aquí".

El carcelero le preguntó "¿No quieres llevarte tus cosas?" A lo que el ladrón respondió "No tiene caso que me las lleve. En uno o dos días estaré de regreso. Antes de lo que creen me verán aquí de vuelta. ¿Para qué me las llevo?" El ladrón sabía que iba a volver a robar, que sería atrapado y castigado nuevamente y, con certeza, volvería a caer en prisión.

Sus acciones pueden compararse a las de este ladrón. Hacen cosas en la vida terrenal. Al tiempo deciden hacer puras cosas buenas, y obtienen resultados positivos. Se van al cielo. Cuando expira su tiempo regresan a la tierra. Krsna expresó: "El proceso de subir y bajar no es cosa buena". Fue cuando le dio las enseñanzas sagradas a Arjuna para que éste buscara la verdad eterna y se quedara en ella. Una vez establecidos en el lugar permanente, establecidos en su ser inmortal, las acciones no podrán atarlos, ni habrá necesidad de que regresen. Se habrán establecido en la dicha permanente del atora. Las alegrías terrenales y celestiales no son sino pequeños átomos, comparados al estado permanente de exaltación.