Es que ella, además de ser meteoróloga y fotógrafa, tenía un hobby que terminó potenciando en la Antártida: es astrofotógrafa. "Desde el lado de la astronomía, uno puede maravillarse de ver tanto universo", dijo a Infobae durante su despedida, a punto de subirse al Hércules. "He tenido la oportunidad de estar fotografiando las estrellas y de estar sola por un rato, en medio de la nada misma, y lo que se siente es único. Con mis fotografías trato de que ustedes también puedan sentirlo".
Sus fotos (hechas con una cámara Sony a7S y un trípode) fueron tomadas en distintos momentos del año: con temperaturas positivas y cuando la sensación térmica se derrumbó hasta casi los 40 grados bajo cero. Hay medianoches claras, compañeros que parecen tocar las estrellas, planetas visibles, mares congelados, centros galácticos y un "mar de nubes". Hoy, por primera vez, Jorgelina muestra y explica algunas de las fotos que tomó durante su aventura.
"Oasis": "Esa noche el viento rondaba los 46 km/h, la temperatura era de 15 grados bajo cero y la sensación térmica de 25 bajo cero. El tiempo que se podía estar afuera sin correr riesgo de congelamiento era inferior a una hora. La ventisca, que es nieve levantada por el viento, volvió el paisaje blanco. De fondo, la luna que comenzaba a elevarse sobre el horizonte".
La meteoróloga Jorgelina Álvarez acaba de regresar de una www.infobae.com |